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viernes, 19 de octubre de 2012

La berrea del ciervo

Por Pablo Martín Sabore

Machos el pasado 15 de agosto en las proximidades del Piquiliguardi, Campoo, Cantabria.
Carlos Fernández Sáiz

Todos los años, por estas fechas, llega la berrea. En muchos de los montes de nuestra Península, el auténtico rey es él, el ciervo. Entre las últimas semanas de septiembre y las primeras de octubre, dependiendo de cuanto haya llovido, tiene lugar la berrea, que es el momento en que los machos luchan por reunir su harén de hembras a las que cubrirán el resto  del año. Durante toda la temporada y el verano, los machos han estado desarrollando sus cornamentas, las cuales perderán después de la berrea, y alimentándose para estar lo más fuertes posibles durante esta apasionante época, en la cual ni siquiera tendrán tiempo para comer y enfocarán todos sus esfuerzos en la lucha por las hembras. Ahora están en su apogeo y majestuosidad.


Para el que no lo haya vivido, desde aquí lo recomendamos. No es necesario acercarse mucho para descubrir a los venados, más visibles y localizables que nunca debido al estruendo de sus berridos que suenan por toda la montaña. Sobre todo cuando cae la noche y todas las horas de oscuridad y sobre todo al amanecer. La sensación es realmente espectacular. Siempre respetando el medio como siempre instamos desde nuestro Universo Vivo, y a los animales, no hay nada como hacer una ruta nocturna sólo con los sonidos impactantes de la berrea. Subir a la cima o divisoria más prominente y, con las primeras luces del alba, descubrir la silueta del gran macho en el horizonte. Luego desde arriba y en una posición privilegiada se pueden ir descubriendo, con prismáticos o no, los machos por todo el monte reuniendo a las hembras. Ver una pelea, un cruce de astas es difícil, pero se pueden llegar a escuchar los golpes secos en la libertad de la montaña.


Una experiencia preciosa y emocionante, y otra excusa más para acercarse y perderse en la montaña. No hace falta ni subir en todoterreno ni vehículos motorizados como cada vez es más frecuente… La mejor forma de descubrir a los venados, y la más emocionante, es, como siempre, a pie. Disfrutad de cada paso, cada sonido y cada sensación.

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