Fotomontaje
del Ecce Homo que circula por la red |
"En el idioma arameo, que hablaban Jesús y sus
apóstoles, una misma palabra significaba deuda y significaba pecado"
escribe Eduardo Galeano en su último libro, "Los hijos de los
días". Hoy día seguimos hablando en arameo sin saberlo, pues no parece
que haya mayor pecado en estos tiempos de llanto y rechinar de dientes que el
de la deuda.
La elevada deuda de un país lo justifica todo. Justifica
incluso que pierda su consideración de Estado soberano para pasar a
estar controlado por los "hombres de negro", nombre por el que
se conoce a la casta sacerdotal que nos tiene que llevar por el buen
camino para que podamos redimirnos y llegar al cielo de los países
angelicales que pagan siempre de forma puntual. Da igual que sea a costa
del perder los servicios públicos de la educación y la sanidad.
Son pérdidas asumibles, más si tenemos en cuenta que el mundo es un valle de
lágrimas al que hemos venido a sufrir.
Lamentablemente, hay herejes que intentan enturbiar nuestras
almas con ponzoñosas ideas, como la del "Estado del bienestar",
pecado costosísimo que nos impide progresar en el camino de la virtud, digo de
la confianza, dogma de fe que nos enseñaron los eremitas del dinero,
señores que viven en lejanísimos y áridos lugares a los que llaman "los
mercados".
Como toda religión que se precie, el capitalismo neoliberal
también tiene sus mártires. Uno de los más notables es el recientemente
creado banco malo, cuya misión es quedarse con el suelo y las viviendas
de los bancos convencionales para intentar darles salida. Se trata de activos
inmobiliarios que después de la explosión de la burbuja del ladrillo no valen
prácticamente nada. Pero evidentemente, el mártir va a quedarse con el santo
pufo pagando mucho más que nada. Desde luego, los bancos van a sacar de
esta venta de sus activos inmobiliarios al banco malo mucho más de lo que
obtendrían si intentaran vender dichos activos en el mercado convencional.
Básicamente porque en estos momentos no hay ningún santo varón que pueda
comprarse una casa. No digamos ya suelo.
De este modo, con el banco malo se cumple uno de los máximos
preceptos de esta religión: "privatizad los beneficios y socializad las
pérdidas. Amén".Todo a costa del notable sacrificio del mártir,
gracias al cual se salvarán las almas de tantos y tantos banqueros
descarriados. Lo cual demuestra que siempre hay un lugar en el cielo para
los arrepentidos. Siempre que tengan mucho dinero, claro está.
muy,muy muy bueno...se puede decir mas alto,... se puede decir mas claro???..pero mas ingenioso???... imposible, ...excelente alegoria.
ResponderEliminarmuy,muy muy bueno...se puede decir mas alto,... se puede decir mas claro???..pero mas ingenioso???... imposible, ...excelente alegoria.
ResponderEliminarGracias Anónimo! así es Dani, excepcional ;)
ResponderEliminarmuchas gracias!!
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