viernes, 16 de noviembre de 2012

El enemigo


Esta entrada ha sido escrita por nuestro colaborador Daniel Jimenez, redactor de Noticias Positivas

Poco antes del debate sobre los Presupuestos Generales del Estado, la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de España (CONGDE) pidió que la partida destinada a la compra de armas fuera dedicada a la ayuda humanitaria.
 La CONGDE señaló además que el Ministerio de Defensa contará con 44,8 millones de euros para adquirir armamento, mientras que el presupuesto destinado a emergencias y crisis humanitarias es mucho menor, de unos 12 millones de euros.

 Precisamente, el Ministerio de Defensa se vio beneficiado en septiembre con un sorprendente aumento del 30% de su presupuesto. El Gobierno de Rajoy  aprobó por entonces un crédito extraordinario de 1.782 millones de euros para pagar las deudas pendientes por programas de armamento correspondientes a los años 2010 a 2012.

Esto contrasta con el duro ajuste sufrido por las políticas de Cooperación para el Desarrollo, Educación, Sanidad, Dependencia, Empleo, Servicios Sociales e Igualdad  Recortes que desde 2011 hasta la propuesta de Presupuestos Generales 2013 suponen 63.393 millones de euros menos, como señaló la Alianza Española Contra la Pobreza el pasado 17  de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza.

¿Qué significa este contraste de datos? Significa mucho, y muy malo. En mi opinión, si quieres ver cuáles son las prioridades de un país, fíjate en qué cosas prefiere gastar en primer lugar, y de qué prefiere prescindir antes. Y por lo visto, en España son más importantes las armas que la educación o la cooperación. Nada nuevo, dirán muchos, desde que Eisenhower hablara del "complejo militar industrial". Poco hemos evolucionado desde entonces, lamentablemente.

No hace mucho, Jordi Évole dedicó un Salvados al tema de la industria armamentística, y los responsables del sector, a la hora de justificar este estado de las cosas, recurrían frecuentemente al término Al-Andalus, en alusión a las amenazas de Al Qaeda de volver a invadir España.
Curiosamente, uno de los principales clientes de la industria militar española es Arabia Saudí, país que según multitud de expertos es uno de los grandes patrocinadores del terrorismo islamista.
Hay por tanto indicios de que, de alguna manera, estamos colaborando con los que quieren que vuelva Al-Andalus. Todo esto suena un poco orwelliano: fabricamos enemigos, porque nos viene muy bien para justificar nuestro dominio sobre las masas alienadas. A las que, de paso, vamos recortándole los servicios públicos.
 
Pues qué quieren que les diga, yo creo que los verdaderos enemigos no están en desiertos remotos ni lejanas montañas, como dijo en su día Aznar, si bien es cierto que con un sentido completamente contrario al que quiero expresar aquí. Llámenme ingenuo, pero más plausible que la vuelta de Al-Andalus me parece la posibilidad de que sigamos siendo la muy católica España, solo que cada vez más pobre, más ignorante y más miserable, gracias a la acción de nuestros verdaderos enemigos. Eso sí, tendremos un gran arsenal de tanques y aviones mirando a la costa, no sea que vengan los moros en patera, prestos para la reconquista.

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