Hoy el el Día Mundial contra el Racismo, un día para solidarizarnos con gente diferente a nosotros, para extirpar de nuestra mente cualquier huella de prejuicio cultural cincelada por una tradición a la que ninguno somos ajenos.
Creo que es uno de los días mundiales más importantes que pueda existir. Todos sabemos las consecuencias nefastas de tener un sentimiento de superioridad llevado al extremo, y más en estos momentos, con el contexto de Siria y Francia como telón de fondo.
Cuando veo gente que mira por encima del hombro, se pelea o incluso mata por considerar que un ciudadano de otra cultura o color no merece lo mismo que uno mismo, se me ocurre que estas personas nunca han plantado un árbol en su vida o que les falta poesía. Para el asesino de Francia y en general para aplicar a cualquier persona con prejuicios raciales propongo un castigo férreo: plantar árboles y leer poesía.
La belleza, ya sea en su forma primigenia (los árboles, los bosques) o en su suma creatividad (la poesía es la esencia de la belleza en palabras) es un bálsamo para las lagunas sombrías del alma.
En un día como hoy no estaría mal que todos nos propusiéramos una pequeña tarea: plantar una semilla, leer un poema y sonreír a los extraños.
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