Los temas en el cine de los años sesenta son tan variados como los lugares en los que se desarrollan las películas. La ciencia ficción sigue aportando grandes títulos que tratan de invitar a reflexionar sobre la realidad. Y por supuesto hay amor, mucho amor.
La isla desnuda, 1961. Ilustra las claves de la pobreza en el mundo. Kaneto Shindo refleja en esta cinta el día a día de aquellos que viven en condiciones de extrema pobreza. La historia, que transcurre en un bello paraje japonés, es la de una familia que lucha por extraer de la tierra lo justo para sobrevivir. Describiendo la vida de esta familia, sus dificultades para abastecerse de agua y comida, el director quiso retratar la historia de los que viven en condiciones semejantes. La película no tiene diálogos sino que la narración se desarrolla a través de las imágenes de la difícil vida en esta hermosa isla nipona.
Nacida libre, 1966. James Hill. Cuenta la historia de una mujer que se plantea devolver a la leona que ha cuidado desde que era un cachorro huérfano a la sabana africana. El dilema entre protegerla de la crueldad de la vida salvaje o que dejarla vivir en libertad, es el marco en el que se abordan otros temas como la amistad, el cariño, el aprendizaje o la libertad. De fondo la belleza de los paisajes naturales africanos, no en vano James Hill era un reputado director de documentales. Este es un clásico del cine familiar de los años sesenta, con sus imprescindibles escenas lacrimógenas de las de llorar de verdad.
El planeta de los simios, Franklin J. Schaffner, 1968. Este gran clásico del cine de ciencia ficción no podía faltar en nuestra sección de ecocine. Después de una guerra nuclear, la especie humana sufre un terrible retraso y se presenta la oportunidad de que la siguiente especie en la escala evolutiva, los simios. Estos se desarrollan hasta el grado de crear una civilización y dominar la tierra como lo hicieron los humanos, quedando estos últimos sometidos a la voluntad de los simios. La película cuestiona la idea de la superioridad humana. Los prejuicios religiosos de los monos sobre los humanos, son una parodia de la idea de hegemonía de la especie humana en la Tierra. La película constituye una cruda y despiadada mirada sobre la naturaleza humana, capaz de conducir al exterminio a toda la civilización. Fue rodada en plena Guerra fría, días en que la amenaza de un holocausto nuclear amenazaba a la población mundial a partir de la escalada armamentística de las, por ese entonces, dos principales superpotencias mundiales.
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