El cine de los años 50 se inspira en la tensión social generada por la creciente amenaza nuclear. Con el pretexto de los efectos adversos de las bombas o de los ensayos nucleares las pantallas se llenarán de distintos seres afectados por terribles mutaciones causados por la radiación.
El director Ishiro Honda presentó Gojila, 1954 como una metáfora sobre el ataque nuclear que el pueblo japonés había padecido en 1945. Algunos pesqueros japoneses desaparecen misteriosamente cerca de la isla de Odo. Para descubrir qué está sucediendo, un equipo de científicos se traslada a la isla. Allí los científicos se topan con un monstruo, creado por la radiación de las bombas atómicas, al que los habitantes de la isla llaman Godzilla. Tras destruir Odo, Godzilla se dirige hacia Tokyo. Esta película, que es la primera de una larga saga, tenía la intención de advertir a la humanidad de los peligros de las armas y las pruebas nucleares.
En este mismo sentido trabaja el americano Gordon Douglas que en La humanidad en peligro, 1954 realiza una de las grandes obras maestras del cine de ciencia ficción. El ejército realiza unas pruebas atómicas en un desierto del suroeste de los Estados Unidos. Como resultado de las radiaciones, las hormigas sufren una mutación que les hace crecer hasta alcanzar gigantescas dimensiones. Mientras el gobierno se preocupa en negar la existencia de la amenaza, los insectos mutantes y hambrientos atacan a todos lo que se interponen en su camino a la ciudad. En esta película el argumento se ve enriquecido por los conocimientos que nos brinda el protagonista sobre la vida y organización de las hormigas. Esta información nos ayuda a comprender que se trata de un enemigo inteligente que por su naturaleza y en esas proporciones es capaz de acabar con la civilización humana.
Sin radiación pero con hormigas furiosas Byron Haskin filma también en 1954, Cuando ruge la Marabunta. En la jungla sudamericana, el propietario de plantaciones se casa por poderes con una bella joven. La incompatibilidad de caracteres hace que acuerden el regreso de la esposa a los Estados Unidos pero un ejercito de voraces hormigas, La Marabunta, acechan la zona y se dirigen hacia la plantación del protagonista. La originalidad del film, cuyo argumento es en un principio comercial y con un sesgo pro colonialista, radica en el mensaje final de que el hombre no le puede ganar a la naturaleza. La Marabunta da una lección de humildad al soberbio protagonista.
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