“Si las elecciones estuvieran abiertas a todo tipo de gentes, la propiedad de los terratenientes estaría insegura”. Esta frase no es de ningún dictador del norte de África, sino del principal forjador del sistema constitucional de EE. UU., James Madison. Madison fue el ideólogo de la Carta Magna norteamericana, que después sirvió como referencia para la Revolución Francesa y las posteriores revoluciones burguesas que dieron lugar a nuestras actuales democracias.
Los estudiosos de la obra de Madison suelen mostrarse de acuerdo en que la Constitución americana sirvió, paradójicamente, de freno a la tendencia democrática de la época, que pretendía abrir las instituciones a la participación popular directa. Es decir, las modernas democracias burguesas ya nacieron con truco, para que fueran “democráticamente controlables”.
Lamentablemente para quienes están al frente de estas democracias controladas, cada vez es más difícil esconder la naturaleza excluyente de dichos sistemas políticos. El movimiento Democracia Real Ya acaba de ponerlo en evidencia tal vez con mayor claridad que nunca. La ciudadanía ha tomado conciencia, como muestran esas protestas, de que no es bienvenida como actor político; más bien, es vista como una advenediza por la clase dirigente, salvo cuando toca eso de la “fiesta de la democracia”; es decir, votar cada cuatro años. Entonces sí que estamos invitados a su fiesta, a esa fiesta que por otra parte pagamos nosotras y nosotros.
Los dirigentes de los grandes partidos gobernantes han cometido el error de ser demasiado claros al respecto de quién manda realmente en estas democracias controladas, que al fin y al cabo no son más que sistemas piramidales de poder. La base, que es la propia ciudadanía, apenas cuenta, salvo para sostener todo el peso del edificio; es decir, para ser los paganos del sistema. Un escalón más arriba se encuentra la clase política, mucho más reducida en tamaño, pero que monopoliza las decisiones que afectan al propio futuro de los gobernados, los cuales lo tienen muy difícil para escalar un peldaño y llegar a ser dirigentes.
Finalmente, en la reducidísima cúspide de la pirámide está eso que llaman “los mercados”. Ese curioso eufemismo, tan extendido por los grandes medios de comunicación de masas, es tremendamente útil para no poner nombres y apellidos a los grandes banqueros y gestores de fondos privados que se esconden bajo una denominación difusa, poco transparente y definida, en sintonía con la opacidad de los propios “mercados”.
Curiosamente, si la movilidad entre la base de la pirámide y el siguiente escalón, el de la clase política dirigente, parece casi imposible, la situación es completamente distinta cuando hablamos de este peldaño intermedio y la cúspide de la pirámide. De hecho, más que de una separación entre ambos estadios, habría que hablar de una puerta giratoria, que hace que de la noche a la mañana, un gran hombre de negocios se convierta en un importante dirigente político, y viceversa. Vale citar a Berlusconi y Aznar como ejemplos en uno y otro sentido, pero los casos son tantos que darían para varios libros.
En resumidas cuentas, los que apoyamos las movilizaciones de Democracia Real Ya lo hacemos porque queremos derribar la pirámide. Los pensadores-arquitectos de este injusto modelo socioeconómico nos llaman por ello antisistemas. Hablan así porque consideran que no tenemos otras propuestas, a pesar de que éstas ya se están construyendo; desde la base, no desde la pirámide. Lamentablemente, son incapaces de entender que el campamento de Sol es ya un nuevo modelo de arquitectura. Como dijo en su día Buenaventura Durruti, “no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones”.
Daniel Jimenez es uno de los Reporteros Universales de Universo Vivo. Es redactor deNoticias Positivas. Persona muy vinculada con el mundo de los movimientos sociales, fue miembro de VdeVivienda y actualmente colabora en temas de comunicación con la sección de Acción Social del sindicato CGT en Madrid. También es el responsable de comunicación de Ecolo Verdes. Sus textos se pueden leer en los principales medios de comunicación alternativos, como Rebelión, Kaos en
Felicidades por el artículo, está genial. Bárbara, periodista (Murcia).
ResponderEliminarExacto...brillante.
ResponderEliminarAmén!
ResponderEliminarMuchas gracias, a nosotros también nos encanta. ¡Grande Dani!
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