La semana pasada se celebró en Bolivia la Conferencia Mundial de los Pueblos contra el Cambio Climático y por los Derechos de la Madre Tierra. Fue convocada por el Gobierno de Evo Morales tras el fracaso de la cumbre de Copenhague y contó con la participación de comunidades indígenas, ONGs, políticos, juristas, redes internacionales y miles de personas que buscan una estrategia alternativa ante el cambio climático.
Su principal objetivo era analizar las causas del cambio climático y proponer medidas reales para que toda la humanidad pueda vivir en armonía con la naturaleza.
Se han organizado mediante grupos de trabajo como: Tribunal de Justicia climática, Derechos de la Madre Tierra, Financiamiento, Agricultura y Soberanía Alimentaria, y así hasta 17 mesas de trabajo que han ido exponiendo sus conclusiones para ser integradas y poder proponer medidas reales frente al calentamiento global.
Sus conclusiones quedan expuestas en El Acuerdo de los Pueblos, dónde ponen de manifiesto el peligro que corre la Tierra actualmente, y todos los seres que habitamos en ella, y la gravedad de no tomar medidas inmediatas. Denuncia directamente al capitalismo como causante, “El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ésta, convirtiendo todo en mercancía (…) la Madre Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en medios de producción”.
Manifiestan que “sólo puede haber equilibrio con la naturaleza si hay equidad entre los seres humanos”, hablan de la importancia de los Pueblos Indígenas, de valorar su cultura ancestral y es que éstos aún mantienen el vínculo con la Tierra al no haber entrado en la excesiva industrialización de los países desarrollados.
Proponen una reforma profunda de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para que todos sus Estados miembros cumplan las decisiones del Tribunal Internacional de Justicia Climática y Ambiental, denuncian la ínfima financiación actual para temas medioambientales, la falta de voluntad política, que el sistema financiero no funciona como demuestra la crisis actual, y así continúan para denunciar la ineficiencia del mecanismo actual.
Como plan de acción: hay que empezar por cumplir la normativa y que los países desarrollados reduzcan en un 50% los gases de efecto invernadero y acojan las diferentes propuestas de este Acuerdo.
Debemos unirnos por un plan común: salvar el planeta, cuidar a la Tierra y respetar sus derechos es algo que nos concierne a todos.
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